Durante el año 2022, se registró un aumento en el precio de las baterías de iones de litio, marcando el primer incremento en más de una década. Este incremento se atribuye al alza en los costos de las materias primas, lo que plantea desafíos a la industria automotriz en su objetivo de hacer que los vehículos eléctricos sean asequibles para el mercado masivo.
La industria automotriz ha establecido que los vehículos eléctricos serán competitivos con los vehículos de motor de combustión cuando el costo de las baterías no supere los $100 por kWh.
Sin embargo, los altos precios de los metales utilizados en las baterías, como el litio, el cobalto y el níquel, junto con el aumento de los costos de los componentes, han impulsado el precio de los paquetes de baterías a alrededor de $151 por kilovatio hora. Esto representa un aumento del 7% en comparación con el año anterior y marca el primer incremento desde que Bloomberg NEF inició su encuesta anual en 2010. Se prevé que los precios superen los $152 por kWh el próximo año.
La subida de los precios del litio, que se ha multiplicado por diez desde principios de 2021, y el aumento del 75% en el precio del níquel, junto con el cobalto que ha más que duplicado su precio promedio desde 2020, han llevado a Bloomberg NEF a pronosticar que el umbral de $100 por kWh se alcanzará en 2026, dos años más tarde de lo previsto originalmente. Esto podría tener un impacto negativo en la capacidad de los fabricantes de automóviles para producir y vender vehículos eléctricos para el mercado masivo en áreas donde no existen subsidios.
El año 2022 marcó un hito con una demanda de baterías de iones de litio de 603 gigavatios hora, casi el doble del nivel del año anterior. Sin embargo, las cadenas de suministro están luchando por mantenerse al día, y los precios de los paquetes de baterías varían significativamente en diferentes regiones. Por ejemplo, en China, el costo promedio es de $127 por kWh, mientras que en EE. UU. y Europa, los precios son un 24-33 % más altos.
La disparidad se debe a los mayores costos de producción en los mercados occidentales menos desarrollados, así como a la preferencia por baterías de mayor autonomía que utilizan níquel y cobalto. En respuesta a estos aumentos de precios de los metales para baterías, los fabricantes de automóviles y las empresas de baterías han adoptado estrategias más agresivas para asegurar recursos y reducir costos, incluidas inversiones directas en proyectos de minería y refinación. Este panorama desafiante plantea interrogantes sobre la evolución futura de la industria de vehículos eléctricos en su búsqueda de la sostenibilidad y la accesibilidad para todos.